Primera revelación que acabará con algunos clichés muy arraigados: no habría vida si no existiera la grasa. Tu cuerpo necesita grasa para funcionar. Además, el tejido adiposo es inteligente; se trata de un órgano metabólico en constante actividad que, al igual que el cerebro o el sistema inmunológico, se comunica con el resto de tu organismo.
La grasa envía más de 400 señales al cuerpo. Tiene línea directa con el corazón, el hígado, el apetito, tu estado de ánimo y la fertilidad. Pero no toda la grasa se forma de la misma manera: hay de diferentes tipos, unos son beneficiosos y otros pueden ser muy dañinos.
Una investigación publicada el año pasado en la revista Nature descubrió que hasta la tercera parte de las personas consideradas obesas tienen un metabolismo que funciona a la perfección. Y sin embargo, los delgados que almacenan un exceso de grasa visceral -la adherida a los órganos internos- corren peligro.
Así que te ofrecemos un trato: revisa esta guía para averiguar dónde almacenas tu grasa corporal, pon en práctica los ejercicios que te proponemos para reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, Alzheimer e infertilidad; cárgate de energía y, además, te quitarás de encima un par de agujeros del cinturón. ¿Firmas?
Controla los lípidos
Si te pasas con las grasas hidrogenadas (piensa en las grasas animales, bollería industrial o patatas fritas), tendrás más glóbulos grasos circulando por la sangre (colesterol y triglicéridos). Ambos son esenciales para todas las células de tu organismo pero, en exceso, se acumulan en las paredes de las arterias, formando una sustancia denominada placa, que ralentiza el flujo sanguíneo hacia el corazón e incrementa el riesgo de dolencias cardíacas.
Fuente

No hay comentarios:
Publicar un comentario